La situación que te voy a contar hoy es tan cristalina, que hasta un hater la entendería si quisiera entenderla.
Lo que pasa es que muchos no es que no entiendan, directamente es que no quieren entender.
O supongo que será eso.
Bueno.
La situación tiene que ver con el uso del collar eléctrico.
Ya escribí un mail hace tiempo gracias a un hater amante de este collar.
Si aun fuera para él lo entendería, pero el hater se lo ponía al perro, no a él mismo.
Así cualquiera.
Este mail anda por la web, en un menú que pone collar eléctrico, por si te apetece leerlo.
Viene a decir que a muchos perros se la suda sentir dolor por un collar eléctrico.
A ver. Sienten dolor pero el valor que encuentran en el refuerzo es tan tan alto, que soportan lo que sea para conseguirlo.
Perros de pulsión muy alta que se suelen ver en competiciones y demás, como los Pastores Belga Malinois.
¿Justifica la pulsión de estos perros el uso del collar eléctrico?
Yo creo que no, pero tú mismo.
Bueno. Vuelvo a la historia cristalina que te quería contar, que no es esta.
En el centro donde realicé mis primeros estudios caninos, había un Belga Malinois.
Estaba encerrado en un box cada vez que dábamos clase.
Claro. Un perro de esa pulsión se frustra muchísimo estando encerrado, viendo que fuera hay fiesta y él no puede participar.
Entonces giraba en círculos como una estereotipia y no paraba de ladrar.
¿La solución?
Collar eléctrico al canto. Así como te lo cuento.
Este collar, no sé si todos funcionan así, pitaba antes de dar una descarga.
Primero pitaba flojito, como para avisar, y luego ya más intenso antes de soltar la descarga.
Los perros que tienen la mala suerte de llevar estos collares son infinitamente más listos que la gente que se los pone.
Entonces lo que pasaba con este Malinois era que dejaba de ladrar cuando se le ponía el collar eléctrico dentro del box, pero la estereotipia de girar en círculos continuaba a la misma intensidad.
¿Tú ves esto? ¿Lo ves?
Dejaba de ladrar para evitar el dolor, pero su frustración o gestión de la situación era exactamente la misma o incluso mayor.
Se elimina lo que a la persona le molesta, se elimina el síntoma, pero la raíz del problema sigue intacta.
A ver, ¿entiendes esto verdad?
Porque pasa lo mismo con cualquier tipo de castigo.
Tirón de correa, collar de pinchos… lo mismo.
Fíjate.
Si le das un tirón fuerte de correa a tu perro, seguro que deja de hacer eso que tanto te molesta.
Seguro.
Pero un día, cuando te acerques a ese perro al que le ladraba pero ahora no lo hace porque le has dado un tirón de correa y tú piensas que ya has solucionado el problema siendo el más macho de todos…
… tu perro no ladra para evitar el dolor, pero su mala gestión emocional de esos encuentros es la misma, así que cuando pegue su morro al del otro perro, le morderá sin avisar.
Se salta el paso previo que es ladrar, y directamente muerde.
Tú ahí vuelves a tus tirones de correa aún más intensos y ya has entrado en un bucle del que no sabes salir.
Cada vez más tirones, más intensos, más dolor.
Bueno.
Con toda esta información puedes hacer lo que tú quieras.
Yo solo te digo que, o bien puedes ser un mediocre intentando solucionar los problemas en la convivencia junto a tu perro…
… o irte a la cama durmiendo con la conciencia tranquila, orgulloso, orgullosa, orgullose de ti mismo.
Antes de irte igual te interesa comprar mi programa para no mediocres a los que les gusta dormir a gusto: