Si tienes la suerte de vivir cerca de donde se celebra la prueba, puedes quedarte a dormir en casa y acudir el mismo día de la misma. Si, por el contrario, la carrera tiene lugar a muchos kilómetros de tu casa, lo mejor será que te desplaces hasta allí unos días antes. Tanto tú como los perros podréis adaptaros al nuevo lugar y relajaros.
Lo más importante que debes saber es que necesitas el tiempo. Los perros con los que compitas deben pasar el control veterinario, hacer sus necesidades y calentar. Tú debes hacer lo mismo, además de preparar todo el material. Inspeccionar el recorrido tampoco está de más.
Una vez que prepares a los perros, chequea que todo esté correcto y acércate a la línea de salida. Una vez allí puedes darles unas pequeñas palabras de ánimo a cada uno de ellos. Sólo te queda disfrutar. Si has reconocido el terreno antes, aprovecha para anticiparte a los giros y momentos complicados.
Una vez llegues a meta, lleva a tus perros a su zona de descanso. Por supuesto, no deben comer ni beber justo al finalizar, un poco de agua será suficiente. Chequea a cada uno de ellos para comprobar que están todos bien físicamente. Puedes darles un pequeño masaje, dejarlos amarrados fuera si hace buen tiempo o meterlos en el remolque, aún así dales tiempo para que se tranquilicen tras la carrera y el esfuerzo. Pasadas unas horas, cuando se relajen, puedes sacarlos a pasear un poco. Ahora es tu momento, recuerda la carrera que has hecho, charla con otros mushers y ofréceles tu ayuda si lo necesitan.
Al día siguiente quizá vuelvas a tener carrera. Revisa a tus perros, que todos estén bien físicamente, hidrátalos, dales de comer y que descansen.