Ayer pasé toda la tarde con Pintiñas, una oveja.
Nació en la finca de mi suegro con algún tipo de minusvalía que le impedía llevar una vida normal de oveja.
No podía comer ni sobrevivir por sí sola, necesitaba ayuda para salir adelante.
Cuando te encuentras con algo así reaccionas. Te pones tu capa de superhéroe salvador de ovejas y haces lo que sea por ella.
Es curioso. Luego podemos matarnos entre nosotros, pero hasta al más insensible le late el corazón cuando un ser vivo recién nacido está en peligro.
Bueno.
El caso es que pasamos semanas dándole biberones, sacándola al exterior, mimándola.
No se separaba de nosotros. Éramos su familia.
Si nos movíamos, allá que se venía Pintiñas con sus andares medio dubitativos.
Se alegraba de vernos, estaba cómoda entre las personas.
Después de un largo periodo de biberones llegaba la segunda prueba de fuego. Comer hierba por sí sola.
Y lo consiguió. Poco a poco pero lo consiguió.
Pero aún no era independiente, seguía necesitando ayuda para entrar y salir, para moverse. Para hacer vida normal de oveja.
Tercera prueba de fuego: integrarse con el rebaño.
Sí, sabíamos que teníamos que desprendernos de ella. Por su bien. Dejarla volar libre.
Dejarle ser oveja.
Y lo consiguió también.
Ayer allí estaba integrada en el rebaño, como una más. Ya no se acerca a nosotros, incluso nos tiene miedo.
Pero eso no importa, la cuestión era salvarle la vida.
Sigue con sus andares dubitativos, pero ahora su familia de verdad, el rebaño, le ayuda a orientarse y la protege.
Si ella se queda atrás, la esperan.
Los balidos le indican el camino.
Pintiñas, nuestra Pintiñas.
Bien.
En el episodio 4 del podcast premium te hablo de cachorros. Esa etapa tan bonita en tu perro y en la que te necesita más que nunca.
Para que hagas de él un perro seguro de sí mismo e independiente, como lo es ahora Pintiñas.
Para que lo eduques con sensibilidad y como uno más de la familia.
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