Mira.
Una cosa sobre el transportín.
Podrían ser dos o tres, pero hoy solo una.
Hace unos días mi Silvia se estaba peleando con la silla de viaje para Xela que va en el coche.
Estas sillas que ocupan un montón y que a veces te ponen de los nervios porque no das enganchado el cinto.
Bueno. Pues esa silla.
Yo andaba merodeando con los perros y ya veía que Silvia empezaba a subir su arousal, como pasa con los perros.
Si a Silvia le sube su arousal, mejor tomar cartas en el asunto cuanto antes.
Bien.
Por si fuera poco con la silla, Po metía su hocico dentro del coche para ver qué estaba pasando ahí.
Po es nuestro Border Collie, Monster Collie o perro toca XXX cuando no es el momento de ser toca XXX.
Po es ese perro.
En situaciones así, lo mejor es cortar por lo sano para evitar males mayores.
Tener una salida de emergencia.
Mi salida de emergencia fue pedirle a Po que se fuera un rato a su transportín.
Por lo menos hasta que Silvia terminara con la dichosa silla.
En casa siempre hay un transportín cerca.
Siempre.
Con toda la calma del mundo, le sugiero a Po que se meta en el transportín.
Paro un momento aquí antes de seguir…
Creo que eres inteligente y sabrás imaginar todos los beneficios que puede darte un transportín en el día a día con tu perro.
Vale. Como confío en tu inteligencia, sigo.
Una vez que le pido a un perro que se vaya a su transportín, pasan dos cosas.
Primero pasa una, siempre, y luego pasa la otra. Siempre.
Primero una y luego la otra.
La primera pasa justo antes de cerrar la puerta del transportín.
La segunda pasa justo cuando pongo la mano en la puerta del transportín para abrirla.
Estas dos cosas tienen que pasar siempre si quieres tener un buen uso y no un abuso del transportín.
Son dos cosas tan sencillas que en un vídeo de 2 minutos y 21 segundos te las explico.
Al ser tan sencillas, casi nadie las hace.
Bueno.
Si tú sí quieres hacerlas, el vídeo está en la lección 3 del módulo 2 en este programa: