Genial. Si estás leyendo esto es porque te estás peleando con un problema de reactividad y quieres ayudar a tu perro a que se sienta mejor ante eso que ahora reacciona. En este post voy a darte 7 claves para el perro reactivo que, si sabes sacarles partido, te darán unos resultados fantásticos.
- ¿Que mi perro le ladre a cosas durante el paseo significa que es muy dominante?
- ¿Mi perro es el culpable de todo y por eso tengo que castigarlo?
- ¿Lo que quiere mi perro cuando reacciona es atacar al otro perro?
Estas preguntas nos las hacemos en algún momento de nuestras vidas todos los que tenemos la suerte de convivir con un perro reactivo.
Y fíjate que digo suerte porque sí, tener que lidiar con un problema de reactividad puede ayudarte a entender mucho más a tu perro y también a generar un mayor vínculo con él.
Pero claro, el día a día con un perro reactivo puede sobrepasarnos un poco y lo que es aún peor, no sabemos ni por dónde empezar para ponerle remedio.
Bien. Tranquilidad.
La reactividad no es algo con lo que tengas que convivir para siempre.
Existen herramientas para lograr que la vida junto a tu perro sea mejor.
El objetivo de este post es arrojarte un poco de luz sobre este tema, poner sobre la mesa algunos errores que puedes estar cometiendo y ofrecerte algunas soluciones prácticas.
¿Vamos a por ellas?
Venga va. Comenzamos con las 7 claves para el perro reactivo.

¿Qué te vas a encontrar en este post?
- 1 7 CLAVES PARA EL PERRO REACTIVO
- 1.1 1. Qué hacer cuando mi perro reactivo ladra o se abalanza
- 1.2 2. Hazte amigo de la distancia
- 1.3 3. Emparejar lo que «da miedo» con cosas buenas
- 1.4 4. Las zonas de estrés del perro reactivo
- 1.5 5. ¿Cómo debo afrontar mentalmente este problema con mi perro?
- 1.6 6. El manejo de la correa dentro de las 7 claves para el perro reactivo
- 1.7 7. Cómo aumentar las probabilidades de que mi perro reactivo se «porte bien»
- 2 PALABRAS FINALES QUE COMPLETAN LAS 7 CLAVES DEL PERRO REACTIVO
7 CLAVES PARA EL PERRO REACTIVO
Antes de continuar, decirte que te iré dejando salpicados por este post unos botones por si quieres descargarte mi «Ebook del perro que ladra».
Es gratis. Viene además con un audio y un vídeo que complementan a la perfección todo lo que vas a leer por aquí.
Nada. Abajo el primer botón:
Vale.
Reactividad es sinónimo de malestar.
Un perro reactivo no quiere dominar nada. Un perro reactivo no está feliz en ese momento. Se siente estresado e incluso asustado.
Es un perro que muestra una respuesta reactiva por incomodidad en determinadas situaciones.
Y lo normal es que, cuando un perro se siente estresado, se enfrente a eso que lo estresa.
¿Qué se suele hacer cuando un perro se enfrenta ladrando o atacando a algo? Castigarlo.
Pues no encuentro mejor forma para empezar con nuestras 7 claves para el perro reactivo que hablando del castigo.
1. Qué hacer cuando mi perro reactivo ladra o se abalanza
Primero, lo que no debes hacer nunca: regañarlo con un «no», un toque de correa o similares. Repito, nunca.
Lo que conseguirás castigando a tu perro por mostrar su estrés mediante los ladridos, será que cada vez se muestre más y más ansioso en el futuro ante esas mismas situaciones.
Métete en la mente de tu perro: hay un estímulo que, cuando aparece, lo hace sentirse mal. Y tú lo que haces es sumar más incomodidad mediante un castigo. Tu perro asocia que, cada vez que ese estímulo tan malo para mí aparece, no solo tengo que enfrentarme a él sino que me llega un castigo por parte de quien me lleva de la correa… Quien debería ayudarme a ver ese estímulo con otros ojos o sacarme de esa situación, no solo no lo hace sino que me castiga.
Entonces. Cuando tu perro reaccione, tienes que mostrar una actitud tranquila.
Facilísimo. Coge la correa y aléjate con tu perro para ayudarle a relajarse.
Lo sé, esto no cambiará su respuesta futura a ese estímulo, pero eso viene después.
Tú ahora no castigues a tu perro. Solo aléjate con él y mantente lo más tranquilo posible.
2. Hazte amigo de la distancia
Para que la reactividad mejore, al principio tienes que reducir el número de situaciones hostiles por las que pasas con tu perro en el día a día.
Y esto lo vas a conseguir manteniendo distancia con todo eso que hace reaccionar a tu perro.
Tu perro ladrando y fuera de control, no está en un buen estado mental para crear recuerdos positivos ante eso que ahora lo hace reaccionar.
Todos los perros vienen con un mecanismo de serie programado para recordar las asociaciones negativas. Esas situaciones que suponen una amenaza para ellos.
Si tu perro no para de sentirse amenazado durante el paseo, nunca conseguirá hacer asociaciones positivas con eso a lo que ahora reacciona.
Antes de seguir, te recuerdo que puedes descargarte un ebook sobre reactividad gratis:
3. Emparejar lo que «da miedo» con cosas buenas

Si te olvidas del castigo y te haces amigo de la distancia, estarás en predisposición total de enseñarle a tu perro que la aparición de otros perros significa que van a llegar cosas buenas.
Para empezar, te recomiendo que esa cosa buena sea comida.
Una comida especial, casi única que tu perro adore.
Si además esa comida la utilizas solo para el contexto en el que vas a trabajar la reactividad, pues mejor.
Porque fíjate que a partir de ahora puedes dividir o diferenciar los paseos con tu perro:
- Ese paseo en el que no te preocupas de entrenar y vas a un sitio tranquilo. Solo estáis tu perro y tú, lo puedes soltar, disfrutáis… Nada de pensar en entrenar.
- El paseo consciente pensado para trabajar, para entrenar. Eliges meticulosamente el ambiente, la hora, vas preparado con tus premios y en modo currante perro.
Bien. Como te dije, para este segundo tipo de paseo, siempre preparado al máximo.
Empiezas siempre a grandes distancias de los otros perros para que el tuyo no se estrese demasiado durante el proceso.
Tu perro solo va a aprender si su nivel de estrés no es demasiado alto. Por eso si ves que no coge la comida cuando se la ofreces, eso significa que debes aumentar aún más la distancia.
Ya la irás reduciendo, pero poco a poco. Recuerda nuestras dos reglas principales hasta ahora: evitar que tu perro reaccione y mantener distancia.
No fuerces la máquina reduciendo demasiado la distancia y demasiado pronto, de verdad. Sé cauto porque una reacción puede hacerte retroceder en el proceso.
4. Las zonas de estrés del perro reactivo

Hace un rato hablamos de estrés.
Vale. Pues en el gráfico de arriba tienes un resumen de los diferentes estados por los que puede pasar tu perro según sea la distancia a la que está el desencadenante, eso a lo que ladra.
Es muy importante entenderlos para saber cómo tienes que actuar en cada uno de ellos.
Hacemos una pasada por el semáforo de reactividad canina:
- La zona verde es la ideal. Tu perro es más perro que nunca. Se mueve de un lado a otro libremente, olfatea, no se queda atrapado por los estímulos, busca los premios que le lanzas al suelo y te escucha. Además, la correa (de la que hablaremos más adelante), se mantiene relajada. Es como si tu perro reactivo no pareciera reactivo. No lo «presionas» demasiado hasta tal punto que pueda mostrar una respuesta reactiva. El verde es el color ideal.
- Con el semáforo en amarillo puedes seguir entrenando con relativa facilidad. Estás sumando un poco de estrés, pero esto no tiene por qué ser perjudicial, al contrario. Lo importante es que tu perro pueda mirarte de vez en cuando o cuando dices su nombre, sigue cogiendo premios y desconecta del desencadenante él solo. Eso sí, tienes que estar más atento que en el color verde por si necesitas alejarte.
- En el color naranja tu perro ya no está en un estado mental óptimo para hacer asociaciones positivas con los desencadenantes. Está a punto de empezar a ladrar. La única solución, salir de ahí con calma lo antes posible.
Recuerda que por desencadenante se entiende ese estímulo que hace que tu perro se muestre reactivo: otro perro, personas, bicicletas…
- Ya te imaginas lo que pasa si entras en zona roja con tu perro. Él pierde el control y tú también. No te escucha, la correa está tensa, no para de moverse, tira, ladra, se abalanza… Por aquí nunca deberías moverte si quieres ponerle freno a la reactividad. En caso de entrar en esta zona por accidente, sal de ahí lo más en calma que puedas con tu perro. Igual tienes que arrastrarlo un poco de la correa… Lo sé, no pasa nada. Aquí lo principal es tomar distancia cuanto antes para que tu perro se relaje, la tensión de la correa es secundaria. Eso sí, a pesar de ser secundaria, intenta llevarte a tu perro con la máxima amabilidad posible.
Bueno. Si quieres llevar a la práctica con tu perro este semáforo de reactividad canina, tienes que asegurarte de mantenerte siempre en zona verde o amarilla durante el paseo.
«Pero Fer, yo vivo en el centro de una gran ciudad, ¡me resulta imposible!»
En casos así, deberías cambiar tus horas de paseo por otras en las que haya menos perros paseando.
Incluso para algunos perros será mejor pasear menos. Siempre mejor eso que repetir la respuesta reactiva una y otra vez.
Para estas situaciones en las que el entreno a diario se vuelve complicado, lo ideal es configurar sesiones programadas para abordar la reactividad con un profesional del comportamiento canino o un amigo de confianza.
Te reúnes con ese profesional o con ese amigo en una zona amplia y abierta para empezar a entrenar.
Para que te hagas una idea, este es el proceso que sigo yo cuando hago sesiones presenciales con alumnos reactivos:
- Primero entra el alumno con su perro reactivo a escena, que suele ser un parque de la ciudad con árboles, visión amplia, sitios por donde irse si fuera necesario, etc…
- Después entro yo con uno de mis perros y, tan pronto el perro reactivo ve al mío, el alumno empieza a darle premios de comida y también a lanzarlos al suelo. Su perro está a esa buena distancia en la que puede olfatear y moverse sin volverse loco.
- Yo estoy en continua supervisión para que la correa se mantenga floja y el perro esté relajado. Todos lo más relajados posible.
Esta forma, sintetizada porque está llena de matices, es la única para cambiar la respuesta de tu perro a largo plazo.
Si el perro entra en zona naranja, tendrá que aumentar la distancia conmigo, salir un rato del campo visual y luego volver a repetir pero desde más lejos.
Cuando yo lo considero, la sesión se termina marchándome con mi perro y el alumno para de darle premios al suyo. Así la asociación entre presencia de perros y la llegada de cosas buenas es mucho más potente.
Cuando tu perro entra en zona roja, cada segundo que pase ahí es perjudicial. Aquí solo tienes dos opciones: quedarte ahí intentando controlar a tu perro inútilmente o salir de esa zona roja lo antes posible sea como sea. Ya sabes cuál sería la opción correcta. Sé muy proactivo con tu perro de forma que tu principal objetivo sea no entrar nunca en zona roja y que se ponga a ladrar.
Un último consejo no solicitado antes de continuar con nuestras 7 claves para el perro reactivo:
Es posible que esto de la reactividad te supere y tengas que pedir ayuda. Hazlo. A mí o a cualquier otro profesional, eso da igual. Tú pide ayuda.
Por ejemplo esto de las zonas y otras más cosas las cuenta perfectamente Grisha Stewart en su libro BAT 2.0 Repito, pide ayuda.

Bien. Llegados aquí, podemos hacer un resumen de nuestros seis puntos básicos para trabajar con perros que ladran y se abalanzan a otros. Vamos:
- Usar comida que al perro le encante. Trozos pequeños y mejor comida de consumo humano.
- Estar muy atento al entorno mientras sostenemos la correa y nos fijamos también dónde tiene el foco el perro. Nuestro mayor punto de atención, además de lo que está alrededor, será nuestro perro. Siempre pendientes del perro y de acompañar sus movimientos.
- Trabajar a una distancia donde nuestro perro pueda salir siempre exitoso, sin ladrar (zona verde o amarilla).
- Nada de tensión en la correa, o la mínima posible.
- Respirar. Procurar estar tranquilos. Tomar consciencia unos segundos de nuestra tensión corporal para relajarnos si fuera necesario. Fíjate que de nuevo para conseguir esto necesitas estar en zona verde.
- Poco a poco y a medida que se va entrenando en diferentes sesiones, reducir la distancia a ese estímulo que el perro reacciona.
Venga, ahora sí. Seguimos con la quinta clave en este post las 7 claves para el perro reactivo.
5. ¿Cómo debo afrontar mentalmente este problema con mi perro?

Convivir con un perro reactivo puede llegar a consumir un montón de energía.
Tienes que cambiar tus rutinas de paseo, salir a la calle con cierta dosis de incertidumbre, llegarán los días malos, esos en los que pareces retroceder en vez de avanzar… En fin, una situación bastante dura mentalmente.
Tú solo piensa en que estás haciendo un gran trabajo con tu perro cada día. Toda esa gestión es necesaria ahora, hazte amigo de ella.
Es muy fácil decirlo, lo sé, pero tú resiste. Busca apoyo en tu familia, en tus amigos, en colegas de parque que estén pasando por un problema parecido. En quien sea.
Pero es importante tener ahí un muro de los lamentos, un sitio en el que apoyarse en comunidad.
Te aseguro que hay mucha gente pasando por el mismo problema. No eres el único.
Y por último, piensa a largo plazo. Para cambiar el comportamiento reactivo de tu perro vas a necesitar tiempo. No busques resultados inmediatos, busca una mejor versión de tu perro fiable y duradera.
6. El manejo de la correa dentro de las 7 claves para el perro reactivo
Lo primero, correa larga. Quizás estés acostumbrado a llevar a tu perro reactivo con una correa muy corta, por eso de llevarlo más cerca, no vaya ser que reaccione.
Es más. Tendemos a recortar la correa o a mantenerla muy en alto cada vez que vemos aparecer un desencadenante. Esto no solo restringe el movimiento de nuestro perro, sino que indirectamente le comunica que algo malo está cerca, que tiene que prepararse para ladrar. Le estamos invitando a reaccionar.

Bien. Pues todo lo contrario. Si tu perro reactivo va con una correa corta, aumentará su nivel de estrés porque no puede usar su lenguaje corporal. No puede moverse libremente.
Piensa que si estás en zona naranja o roja con tu perro, él estará a punto de perder el control si no lo ha hecho ya, así que ahí da igual que la correa sea larga o corta.
Como ahora ya sabes que tienes que mantener distancia y moverte por zona verde, una vez estés ahí será cuando te beneficies de la correa larga:
- Tu perro podrá oler con tranquilidad.
- Tu perro podrá moverse de la forma más natural posible, siendo perro y hablando lenguaje perro.
El mejor complemento para la correa larga es un arnés en vez de un collar. Un perro reactivo tiene tendencia a moverse bastante y una correa unida a un collar puede ser un poco lesivo para él, además de transmitir demasiada tensión. Sin duda, mejor un arnés.
7. Cómo aumentar las probabilidades de que mi perro reactivo se «porte bien»
Vale. Hasta aquí nos hemos centrado en cómo entrenar con tu perro reactivo.
Ese entrenamiento tendrá como objetivo cambiar el comportamiento de tu perro a largo plazo, ya lo sabes.
Llegar a un punto en el que tu perro ya no necesita demasiada ayuda por tu parte para lidiar con esas situaciones en las que antes perdía el control y ladraba.
Pero puedes hacer más cosas complementarias para que tu perro se sienta bien y esto aumente las probabilidades de conseguir un mejor comportamiento en la calle.
Vamos a por ellas:
Haz que tu perro mastique
Para mí es un auténtico placer ver a mis perros masticar.
No hay mejor forma de rellenar un tiempo de inactividad relajado que la masticación.
Mis artículos favoritos para masticar son:
- Kong.
Lo puedes rellenar y luego congelarlo. Te recomiendo tener varios siempre en el congelador y listos para ofrecérselos a tu perro.
- Astas de ciervo.
Son un poco más caras pero su durabilidad es excelente.
- Huesos de cuero prensado.
Junto con el Kong es lo que yo más uso en casa con mis perros. Son bastante económicos y tu perro puede pasarse por lo menos un par de horas con él.
La masticación debería ser siempre supervisada. Evita también darle a tu perro juguetes artificiales o de plástico como pelotas de tenis, peluches, cuerdas, etc…
Supervisada y además, sin molestar. Que no molesten o no molestes a tu perro mientras mastica, por favor.
Abusa de los paseos de olfato
Olfatear es una de las mejores actividades que puedes hacer con tu perro. Además, cuando un perro está olfateando o tiene la capacidad de echar la nariz al suelo en presencia de otro perro, significa que está intentando calmarse y demuestra educación de cara a ese otro perro.
Es decir, el olfateo tienes que fomentarlo.
Una idea sería programar dos paseos al día pensados solo para trabajar el olfato. Elige las horas tranquilas de tu vecindario para evitar a otros perros, coge al tuyo y camina lentamente, parándote cada vez que él también se pare a olfatear.
Es un paseo para tu perro. No vayas con prisa.
Si por tu barrio lo tienes difícil, puedes coger el coche e irte con tu perro a otro sitio más tranquilo. Por lo menos una vez al día.
Prográmate y hazlo. Vale la pena.
Haz que tu perro piense
Insistir en diferentes retos le ayuda a tu perro a focalizarse en algo.
Le ayuda a tener que pensar para volver a resolverlos en el futuro.
La verdad es que existen un montón de formas para plantearle retos mentales a tu perro, pero tampoco necesitas complicarte demasiado.
Además no se trata de sumar más y más dificultades en forma de retos. Mejor pocos y que tu perro obtenga éxitos repetidos en ellos.
Por ejemplo, puedes ocultar premios por casa en diferentes objetos: debajo de una silla, en una maceta, en una esquina, debajo de la alfombra, encima de una silla, en los bordes de un mueble… y dejar que tu perro los busque.
Puedes visitar la publicación 15 juegos de Navidad de este blog si quieres más ideas sobre juegos mentales y de otro tipo con tu perro.
Crea un edificio de rutina
¿Qué es esto?
Pues un encadenamiento sencillo de habilidades que puedas hacer con tu perro ante una situación estresante.
Escoges cuatro ejercicios y los entrenas por separado con tu perro. Podrían ser:
- Tocar tu mano con su hocico.
- Girar sobre sí mismo a derecha y luego a izquierda.
- Sentarse.
- Tumbarse.
Luego vas uniendo uno con otro hasta que tu perro consigue hacer los cuatro ejercicios encadenados. A base de repetir tu perro aprenderá el edificio de rutina y siempre sabrá lo que viene después.
Confía en el edificio a pesar de lo estresante que pueda ser el entorno.
Después de realizar el último ejercicio puedes ofrecerle un poco de juego con mordedor para redondear el final.

Elige una actividad preferida para tu perro
La que sea. Jugar al frisbee, a la pelota… Te digo estas dos porque implican perseguir algo y eso le suele gustar a todos los perros.
Antes de nada, unos cuantos consejos generales en torno a esto de jugar con tu perro.
- Nunca te pases de la raya jugando. Tu perro empezará la próxima sesión de juego contigo con la mentalidad con la que terminó la anterior. Entonces si decides terminar el juego una vez tu perro está demasiado cansado o ha empezado a desconectar, eso significa que te has excedido.
- Lo mejor es terminar con tu perro por todo lo alto, disfrutando. Incluso que se frustre un poco porque el juego se detenga. Si paras cuando tu perro está ahí, en la cima del disfrute, esa actitud será con la que empiece la próxima sesión de juego.
- Jugar tiene que ser algo divertido para tu perro. Parece obvio, pero no está de más recordarlo. No regañes ni te enfades con tu perro por desconectar en algún momento del juego o lo que sea. El compromiso por tu parte con la diversión debe ser del 100%.
- Una vez me llegó una consulta de un suscriptor que me contaba la incapacidad de su perro de jugar bien con otros. El caso del perro que no sabe jugar fue mi respuesta a modo de episodio del podcast. Puedes echarle una oreja si tu perro tampoco sabe jugar.
Vale. Pues lo ideal sería jugar con tu perro a esa actividad en una zona segura, como el jardín de tu casa.
Una vez tu perro se emocione cuando se dé cuenta de que vas a iniciar esa actividad preferida, empiezas a trasladar el juego a otros ambientes. De momento sin la presencia de eso que hace reaccionar a tu perro.
Llegados a este punto ya tienes una actividad divertida que puedes hacer con tu perro en esos ambientes en los que también trabajas su reactividad.
Por supuesto, siempre control con tu perro unido a una correa larga y manteniendo bastante distancia de los desencadenantes.
El objetivo sería tener a tu perro siempre conectado contigo sin que se preocupe demasiado por eso que lo rodea.
Una buena idea es, si vas a ese parque en coche con tu perro, bajarlo del coche e irte a la zona donde vas a jugar. Juegas durante unos minutos y luego directamente te vuelves al coche.
Lo bueno de todo esto es que, si repites y eres constante, tu perro reactivo empezará a asociar la diversión de jugar contigo con ese ambiente en concreto y también con los desencadenantes que tendrá a distancia, sean otros perros, personas o lo que sea que lo hace sentir incómodo.
Además, aprenderá también a desconectar de ellos.
Bueno. Vamos llegando al final.
Por cierto. Recuerda que además de estas 7 claves para el perro reactivo que te he contado en este post, puedes descargarte gratis mi ebook del perro que ladra desde cualquier botón de los que has ido viendo a lo largo de la página. El ebook viene acompañado de un audio y un vídeo para trabajar la calma con tu perro.
PALABRAS FINALES QUE COMPLETAN LAS 7 CLAVES DEL PERRO REACTIVO
Bien. Espero que hayas tomado buena nota de estas 7 claves para el perro reactivo y por supuesto, que te sirvan de ayuda para lograr un mejor paseo con tu perro.
Porque sí, convivir con un perro reactivo no es nada fácil. Nada.
Y también hay que ser honestos: puedes entrenar y mejorar mucho la reactividad, pero si lleva mucho tiempo arraigada será más difícil.
¿Puede estar mi perro siempre bien en presencia de sus desencadenantes? ¿La reactividad se cura del todo?
Esos resultados no te los puedo asegurar, pero sí que verás mejorar cada día a tu perro si enfocas su entrenamiento en la línea que has visto en este post.
Lo he vivido con mi propia perra Sherpa y también con muchos de mis alumnos. Por ejemplo con Thor. En este pequeño vídeo de abajo lo puedes conocer:
En ese minuto escaso de vídeo pasan muchas cosas por las que debemos alegrarnos. Si te fijas también te resultarán familiares algunas claves vistas en este post: zona verde, correa larga y floja, premios de comida, distancia, actitud relajada…
Thor estaba en un determinado momento de su viaje de reactividad hacia otros perros: verlos a cierta distancia y desconectar de ellos por sí solo, sin ayuda.
Celebra los pequeños avances. Aunque a ti te parezcan pequeños, para tu perro son todo un reto.
Y ya que te hablé de mi perra Sherpa, abajo te dejo una foto con tres de mis cinco perros. Sherpa es la de la izquierda.

Me tocó vivir también el viaje de la reactividad con ella.
Un viaje del que hablo más al detalle en mis cursos y con mi lista de suscriptores por email. La mayor parte del contenido que comparto lo hago con ellos.
Así que si quieres enterarte cuando abra plazas para mi programa reactividad (lo hago contadas veces al año) y entrar en la lista de perros comprendidos, puedes hacerlo gratis abajo descargando el ebook del perro que ladra:
Hasta aquí las 7 claves para el perro reactivo.
Gran abrazo y gran día junto a tu perro,
Fer.
Esta entrada tiene un comentario
Pingback: 69. Cómo actuar ante las señales de calma - FER educador canino online
Comentarios cerrados.